En medio de los constantes y muy válidos reclamos por parte de la ciudadanía frente al deficiente servicio que presta en los municipios las Empresas Públicas del Quindío, y el consecuente afán de quienes las usufructúan por conservar un poder manejado solo para sus intereses, empiezan a surgir manifestaciones de cómo se emplean las redes sociales desde el lado que teme perder el control en la prestadora de servicios públicos.

Y aunque no debería ser motivo de sorpresa, al conocer de antemano los despropósitos a los que son capaces las hordas del empresario del voto detrás de la EPQ, que sirva lo vivido y registrado en estos días para hacer una radiografía del desparpajo con el que pretenden desorientar la opinión pública. El primer argumento, creado por generación espontánea –ya que no hay registro alguno de su veracidad- es que el gobernador Juan Miguel Galvis quisiera venderle la empresa a Empresas Públicas de Medellín.

Creyeron los trolls de la bodega totista que con un chisme sin fundamento se frenaría el sólido afán con el que los habitantes de los municipios ruegan por un servicio eficiente y de calidad, y que no sea solo la facturación la que funciona de manera adecuada. En conversaciones muy informales con diferentes tipos de público, no encontramos resistencia alguna a esta posibilidad. La base para darle buen recibo a la propuesta es recordar que en 2009 las acciones del departamento en la Empresa de Energía del Quindío – EDEQ le fueron vendidas a la misma EPM, lo que marcó un proceso de mejora constante que hoy tiene posicionada la empresa como una de las mejores del país.

En contra de lo que esperaban con este rumor, el fuego siguió creciendo en torno a la lucha emprendida por el Gobernador para que EPQ cambie de manos por primera vez desde que dejó de ser Esaquín. La segunda batalla se apagó antes de iniciar, cuando el alcalde de Quimbaya y poseedor de un voto para nombrar nuevo gerente, Juan Manuel Rodríguez Brito, puso escribió en las redes sociales de su gobierno:

“Rechazamos las presiones mediáticas que algunas personas están haciendo con comentarios malintencionados en redes sociales. Como alcaldes, estamos comprometidos con el bienestar de nuestras comunidades y velar por un servicio de agua potable eficiente, es nuestra obligación como mandatarios locales. Asimismo, invitamos al gobernador @juanmiguelgalvis_ a trabajar articuladamente. La campaña política quedó atrás, y ahora debemos concentrarnos en tomar unidos la mejor decisión”.

Pensó el alcalde y su equipo de comunicaciones, que terminarían impregnando de culpa a quienes se han atrevido a levantarse en contra de un servicio pésimo y de una junta que trabaja solo por sus intereses y los de su patrón. Buscan señalar a las acciones del mandatario departamental como una estrategia electoral en un momento demasiado alejado para pensar en votos. Y quieren además callar las manifestaciones de medios de comunicación y ciudadanía indignada en una representación exacta de los pájaros tirándole a las escopetas. Desde El Cuyabran Post, un mensaje al alcalde de Quimbaya y sus coequiperos: la labor del periodismo es velar por los intereses de unas comunidades que parecen negarse a atender desde sus despachos.

Entonces a final de semana fue el momento para que medios de comunicación de dudosa procedencia y ética inexistente empezaran a lanzar ataques bajos a Galvis Bedoya. Armenia al Día, por ejemplo lo trata de mentiroso, y en un montaje burdo, le estira la nariz a lo Pinocho. Un argumento básico, hecho para niños de 8 años, que escapa a la seriedad y trascendencia que el futuro del agua tiene para toda la región.

Desde acá seguiremos pendientes y vigilantes a las decisiones de los alcaldes de Circasia, Quimbaya y Montenegro, de los que se filtró la preferencia hacia uno de los candidatos a la gerencia de la empresa prestadora: José Alejandro Guevara, un amigo y colaborador en las lides políticas del actual gobernante de Montenegro, Mauricio Pava. Una muestra más de la puerta giratoria en la que el poder se presta entre amigos sin tener en cuenta el perfil técnico de quien ostente el cargo y menos aún, el bienestar de la comunidad que paga a tiempo para que le den servicio. El mensaje es claro señores alcaldes:

Liberen la EPQ.

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