Se me volvió habitual entrar a redes, sobre todo a esa cuna del odio y la barbaridad en la que se convirtió Twitter (me niego a decirle X como si fuera una página pornográfica), y encontrar argumentos energúmenos que conectan el logro o fracaso económico de un país con la postura de su gobierno. Para algunos, el derrumbe de la economía es la muestra fehaciente de que la izquierda es sinónimo de pobreza; para otros la corrupción y el clientelismo es el reflejo de la derecha que se niega a distribuir los ingresos.
Asco aparte que me genera ya ese muladar, encuentro curioso y hasta divertido que los opinadores de turno hablan con la propiedad de quien se sabe dueño del conocimiento… y nada más lejos de la realidad. Si algo nos ha demostrado Colombia es que nos falta educación en civismo; y no estoy hablando de valores y urbanidad. Civismo es entender un poco el entorno sociopolítico en el que nos movemos. La política no puede ser algo que entra y sale de nuestras vidas cada 2 años con las elecciones regionales y nacionales.
Así que, asumiendo una superioridad moral e intelectual que también podría ser criticada, acá va una lección. Los términos izquierda y derecha surgieron de la revolución francesa, cuando el pueblo, ya harto de los abusos del rey, propusieron acabar de tajo con la monarquía. Sí, de tajo, literalmente. De esta época viene también la frase “que rueden cabezas”. Forzado por la presión popular, el establecimiento decidió permitir una especie de juicio en el que la población decidiría si el rey se quedaba o se iba. Y para contar los votos de una manera rápida, se decidió que los que quisieran defender el status quo, las instituciones y la manera tradicional de gobernanza, se ubicaran a la derecha del monarca; mientras que quienes elegían la República con todo su aparato institucional y principios como la defensa de las libertades individuales y la justicia social, se hicieran a la izquierda.
Así entonces, izquierda y derecha quedaron definidos como conceptos meramente políticos, que se ubican en un eje transversal al económico. Y es en este donde podemos encontrar los modelos de socialismo y capitalismo; el primero dejando en manos del Estado el capital para que –en una concepción demasiado idealista, los reparta a lo largo de la sociedad-, el segundo permitiendo que el mercado se regule solo y esperando –de nuevo, de modo utópico- que la riqueza se distribuya por entre los estratos y se acomode autónomamente.
Conclusión: es un error, sea por desconocimiento o con ánimos de engañar a la opinión pública, identificar izquierda con socialismo y derecha con capitalismo. Así nos lo han enseñado décadas de películas y series estadounidenses que representan nuestra pobre educación política y que han llevado, por ejemplo, a que personajes como María Fernanda Cabal hable aún de la Unión Soviética, supongo que por la maratón de filmes ochenteros que se pegó el fin de semana.
Porque combinaciones, las hay. Para una mayor claridad, acá va un mapita cardinal, de los dos ejes que se cruzan, con ejemplos que puede ayudar a entender este concepto:
Capitalista + Derecha: Estados Unidos
Capitalista + Izquierda: China
Socialista + Derecha: Corea del Norte
Socialista + Izquierda: Suecia
Ojalá que para la discusión, y ya que se dignan a hablar tan duro, les diera por pegarse una repasadita a libros de texto serios. Colombia lo que menos necesita, es que se replique la ignorancia.
Andrés Mejía
Comunicador social y periodista
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