Para nadie es un secreto que los colombianos estamos más endeudados que antes. El sobreendeudamiento es una realidad que agobia y que está acompañada de incesantes llamadas de los bancos ofreciendo refinanciar las obligaciones, las casas de cobranza y las compras de carteras. El aumento notable en el número de deudores en quiebra se puede explicar por la desmedida flexibilidad por parte de las entidades financieras al otorgar préstamos o facilitar el acceso a tarjetas de crédito, la adicción al consumo, una falta de cultura financiera del deudor y, como no, el riesgo de que la situación financiera de una persona pueda variar de la noche a la mañana.
Al escribir esta columna me encuentro en presencia de varios de mis seres amados. Estoy acostado en una cama de hotel en una ciudad museo: Barcelona. La Barcelona de Gaudí, y de otros tantos arquitectos que hacen que sea una ciudad museo, bella y al mismo tiempo sublime. Frente a mí, un par de cuadros sobre calles antiguas del barrio judío. Coincidencialmente anoche estuve recorriendo dichas calles y otros sectores de la ciudad junto a mi amiga y profesora de turismo de la Universidad de Barcelona, Velislava Simeonova. Mientras hacíamos el recorrido y conversábamos, contrastaba algunos aspectos de la vida de Barcelona y situaciones que se presentan en Armenia y otros municipios quindianos
Prey
Vamos a aprovechar el nuevo auge (¿alguna vez lo habrá perdido?) de Alien, y su recientemente estrenada secuela Alien Romulus, para hablar del otro gran monstruo espacial y con quien ha protagonizado dos desastrosos filmes que deberían ser incinerados y borrados de la historia del cine. Estamos hablando del Depredador, cazador feral proveniente del espacio profundo para adelantar con las especies de otros planetas su ritual de paso a la adultez. El animalejo asomó la cabeza por primera vez en 1987, enfrentándose al Schwarzenegger más anabolizado de su carrera, y un par de años después traslado sus travesías a una distópica ciudad de Los Ángeles. Luego de este par de filmes bien armados, la criatura cayó en un infierno de malos guiones que le deparaban un lugar en los personajes de los 80.
Pero en la época del revival todo puede pasar y fue así como en 2022 le encargan al director Dan Trachtenberg la misión de dirigir una nueva entrega. Habiendo compartido pantalla con los mercenarios de la primera, los policías de la segunda y los xenomorfos de la tercera y la cuarta (recuerden, estas nunca existieron), la historia de Prey daba un giro interesante que el realizador supo explotar: una trama centrada en la nación comanche de 1719. A eso se le suma un grupo de mercenarios franceses llenos de codicia. Y en el centro de todo una joven que interpreta la invasión extraterrestre desde la cosmología y la estructura social indígena. Acción, terror espacial y gore se dan cita, pero todo gira en torno a un personaje bien construido y que, a pesar de la pirotecnia, logra darle la dignidad a un pueblo que tradicionalmente ha sido secundario o villano en el cine de Hollywood. Es como ver El Abrazo de la Serpiente mezclado con sci fi.
Agustín
Entre los sonidos que más calan por su chicleza (entiéndase, su capacidad de generar earworm entre los oyentes) está el del electro pop. Desafortunadamente, esta característica es proporcionalmente opuesta a su trascendencia en el tiempo. Suelen ser temas que se oyen, pegan, se disfrutan y luego caen en el olvido por lo insulso de su propuesta (exceptuando, por supuesto, un par de clásicos). Por eso cuando se encuentran intérpretes que saben preparar la receta combinando diversas capas, se agradece. Es el caso de Poly Fiction, banda paraguaya que con Agustín, su más reciente trabajo discográfico, ofrecen un trabajo maduro y bien pensado.
El track abre con un piano que rememora la música concreta de Phillip Glass y que sirve como latido de toda la canción. Sobre este se acomodarán con facilidad unos beats de progresive techno y sobre todo (haciéndose leit motiv) una guitarra con alto attack que rompe con el pulso y que a mí, personalmente, me dejó un sabor a bandoneón en un tango rioplatense. Un sonido que bebe de diferentes fuentes para entregar un buen maridaje sonoro.
Historia económica de Colombia. 1954-2024. Escrita por los protagonistas
“¿Que es ese hp ladrillo?” Calma. Lo sabemos. Un libro de historia económica. Un libro que nos hable de términos que no entendemos ni nos interesa. ¿Y por qué no? Desde estas páginas creemos que ese territorio inhóspito llamado economía debe ser explorado y conocido para saber en dónde estamos parados, porque es un tema que nos moja a todos diariamente. Y depositamos nuestra confianza en que este puede ser ese texto que brinde la óptica necesaria para comprender el país desigual e inequitativo, pero también uno de los más estables y sólidos en su manejo fiscal y económico.
Las credenciales están: Editado por el diario La República (el medio especializado con mayor importancia y que este año cumple 70de haberse fundado) y escrito por 6 ex ministros de Hacienda y el actual: “José Antonio Ocampo, quien escribió sobre la década que va de 1954 a 1964; Juan Carlos Echeverry, quien habló de la década de 1964 a 1974; Mauricio Cárdenas, a quien le correspondió el período entre 1974 y 1984; Alberto Carrasquilla, quien habló de los hechos económicos entre 1984 y 1994; José Manuel Restrepo, al cual le correspondió el capítulo entre 1994 y 2004; Ricardo Bonilla, actual ministro de Hacienda y Crédito Público, quien escribió de la década 2004-2014; y Juan Camilo Restrepo, quien cierra este ciclo de historia económica de Colombia hablando de los años que van entre 2014 y 2024”, describe el diario. Tal vez es hora de exigirse y entrarle a un tema que, comprendiéndolo, resulta absolutamente fascinante, se los aseguro.
