Si bien la violencia ha existido a través de la historia, fundamentada bajo la excusa de necesidad de orden, control, e incluso protección, ¿que limita al mundo hoy, pleno siglo XXI, a continuar ejerciéndola? Inició siendo parte del dominio de territorios, después fue la desclase de un horror arraigado a un color de piel, ahora continua como una problemática enmarcada al género. La violencia ya no solo tiene nombre, también lleva el rostro y la vida de las victimas que se ha cobrado. Cada siglo la problemática se angosta más, haciendo que la guerra ya no solo sea externa, sino también al interior de cada núcleo familiar, social y cultural.

Colombia nunca ha sido ajena a la problemática; tal parece la acoge muy bien, pues aún normaliza actos, comportamientos y aberraciones como parte de una continuidad violenta. La mujer, por ser mujer, ha sido sinónimo de violencia, reconstruyendo la historia machista y patriarcal donde eran ellas quienes debían ejercer labores específicas por su condición sexual. ¿En qué momento un aspecto biológico y genético terminó siendo un calificativo para débil, sumisa y pura? ¿Acaso nacer mujer te condena sin haber vivido?

En el departamento del Quindio las cifras de violencia son preocupantes, pues a enero del presente año, el sistema de vigilancia de la secretaria de Salud departamental reportó 87 casos, dentro de los cuales 73 son de mujeres y 14 de hombres. (Quindio Noticias, 2023). Para el 2022 se reportaron 633 casos de violencia contra la mujer, de los cuales 280 mujeres fueron víctimas de delitos sexuales como acceso carnal, abuso sexual, tocamientos, entre otros. Ocho mujeres fueron asesinadas durante 2022. (El tiempo, 7 de enero de 2023).

Desde la jefatura de la Mujer y Equidad de Género de la Gobernación del Quindío, la dra. Marisol Giraldo, jefe de la dependencia, explica que el número de casos atendidos en lo corrido del 2023 va en declive. Esto no por la contención de la violencia en el departamento, sino porque muchas mujeres deciden no hablar o reportar las situaciones de maltrato que pueden estar viviendo.

La abogada especialista en derechos humanos, la dra. Aura Lorena Espinoza, explica que: “El riesgo de feminicidio aumenta debido a la falta de denuncia de las mujeres víctimas, por los motivos que te dije: Miedo al agresor y falta de confianza en la institucionalidad, porque se ejerce revictimización o violencia institucional cuando ellas piden ayuda. Cuando denuncian es porque ya ha pasado algo muy grave. En muchos pueblos sucede que se escucha más al hombre, se le cree más al agresor, y a la mujer se la culpabiliza de las violencias que ha vivido”.

La aceptabilidad normativa de la violencia contra la mujer son causas profundas que perjudican y empeoran el panorama frente a la problemática. Es aberrante pensar que una persona, por su condición genética merece ser abusada, maltratada, hostigada y amenazada.

Natalia López Murillo

Psicóloga – Especialista en la vida

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