Es un hecho: Armenia no sale del pantano en materia laboral. Pese a los esfuerzos de la Alcaldía por mostrar en vallas y marquesinas, la mejoría en los índices de su mercado doméstico, la dicha duró poco: puntualmente mientras duró la pandemia y otras urbes se desaceleraron. Pero una vez la vida recuperó la normalidad, la Ciudad Milagro volvió a escalar en el escalafón.
Por eso resulta de extremo interés los resultados del Observatorio Regional del Mercado de Trabajo – Ormet, y que presentaron sus financiadores (la universidad La Gran Colombia y la Gobernación del Quindío). Cuatro boletines construidos a lo largo del presente año y que se enfocaron en temas específicos: el tamaño promedio de las empresas existentes, la diferencia salarial entre nativos y migrantes, la inclusión laboral de personas con discapacidad o el rol de la mujer en el sector turístico, fueron los temas consignados en esta entrega de la instancia.
“Mi reflexión final tiene que ver con la necesidad de seguir haciendo análisis del mercado laboral. No deberíamos parar acá, nos hacen falta muchas aristas para entender la dinámica del mercado laboral y debemos seguir construyendo investigación alrededor de este tema”, indicó el investigador del Ormet, Juan Manuel Aristizábal Tamayo. No podemos estar más de acuerdo: los datos revelados por estos estudios no solo dan un parte de la dinámica laboral de la región: nos dicen algo más sobre la vida en general en el Quindío de hoy en día.
El enanismo empresarial afecta la dinámica laboral
Es hora de reconocer que el Quindío necesita empresas de gran envergadura. La economía regional se compone en una enorme proporción, de MiPymes, y solo un 14,5% de las personas empleadas están vinculadas a grandes organizaciones.
“Las pequeñas y medianas empresas son más proclives a tener una menor productividad, ofrecer salarios más bajos y presentar mayores índices de informalidad”, revela el investigador “por eso creemos que es hora de empezar a evaluar, no solo la participación de las personas ocupadas para examinar el mercado, sino también la calidad del empleo”.
La precarización del empleo, continúa, involucra también a aquellos individuos que le respondieron al Dane que tienen trabajo, pero de manera autónoma. Los freelancers ocupan un 45% de las personas ocupadas, con todas las implicaciones que esto conlleva (un ingreso variable, inestabilidad, la obligatoriedad de pagar su seguridad social para poder cobrar), y un 15,3% adelanta sus labores desde su residencia, un entorno apto para que proliferaran problemas, por ejemplo, de estrés y violencia intrafamiliar. “Necesitamos atraer grandes empresas para poder responderle a la mano de obra calificada del departamento, y en este sentido la clave puede ser la internacionalización. Y para la llegada de grandes capitales de inversión al departamento, será necesario que la academia responda con suficiencia a sus necesidades para hacer al destino atractivo”, reveló.
El turismo es un buen negocio, sobre todo para las mujeres
En el análisis del turismo como renglón económico importante para la región, este se reveló como el único en la economía regional, que le paga mejor a las mujeres que a los hombres: 330 pesos por hora más que sus pares masculinos. Pero esto no es tan idílico como suena.
“Esto nos señala que las mujeres se han obligado a prepararse mejor que los hombres para lograr lugares de poder en la industria, porque la misma dinámica económica castiga a las mujeres solo por su género. En general, el diferencial salarial está justificado por el perfil de las mujeres y la tradición de estar muy pendientes de su hogar. Por eso la recomendación para cerrar la brecha de género, es vincular de una manera contundente a las mujeres con las ciencias básicas y las ingenierías, campos del saber que siguen estando muy masculinizadas pero que ofrecen salarios más altos”.
En los migrantes está el futuro de la productividad regional
Ignorando los alegatos de xenofóbicos que se creen mejores que los venezolanos que llegan en medio de una crisis humanitaria, los resultados del estudio revelan el verdadero potencial de esta ola migratoria al departamento.
En la encuesta del Dane se calcula que 44 de cada 100 venezolanos se encuentran ocupados (pese a que esto pueda corresponder a estar dos horas trabajando en las últimas dos semanas, incluso sin pago). Sin embargo, vemos que un 32,6% de esta población tiene menos de 16 años, y la tasa se incrementa al 53% si se habla de menores de 25 años.
“El departamento está envejecido y los venezolanos suponen una tasa de reemplazo. Hay que trabajar con ellos, permitir su inclusión en la educación y el mercado laboral, en mejores condiciones”, indicó. Frente al panorama de un Quindío habitado por una población creciente de adultos mayores y retirados, el migrante joven podría representar la clave para sostener la economía.
La discapacidad sigue siendo un lastre para emplearse
En la batería de indicadores empleados para estudiar el rol de la discapacidad en el mercado laboral, un aspecto llamó la atención de los investigadores: mientras que las personas ocupadas (que son quienes tienen empleo estable) y los inactivos (que no están interesados en vincularse) reconocen que tienen alguna dificultad motriz o sensorial, aquellos que están desocupados (o sea, sin empleo pero con el interés por tenerlo) niegan cualquier obstáculo.
“Esto nos podría estar señalando que las personas con algún tipo de discapacidad podrían sentirse discriminadas por su condición, y por eso no auto reportan dificultades para vincularse al mercado laboral”, sugiere Aristizábal Tamayo.
Cuatro puntos que parecen estar esbozando una realidad y un futuro próximo en un departamento que, pese a los esfuerzos, los anuncios, y las comisiones, no sale del atolladero por la débil gestión institucional municipal.