Bajo una noche que empieza a caer sobre la ciudad de Armenia, en medio de un trancón (de esos que se han vuelto habituales en una urbe con pocas vías y cada vez más vehículos), una luz serpentea por entre las luminarias estáticas de los automóviles que avanzan a paso de procesión; una luz que anuncia a un motociclista acercándose. Al verlo por el retrovisor, Sara repliega el espejo lateral de su camioneta. “A esos hijueputas no les importa arrancarle el espejo a uno y volarse. A un tío le rayaron el carro la otra vez que lo chocó uno por detrás y vaya hágale pagar… era un culicagado como de 18 años”.
La situación no solo la viven los pasajeros. El pasado viernes en pleno parque Sucre un motociclista cruzó la carrera 14 por la calle 13, y estuvo a escasos instantes de atropellar un peatón. Voló el zapato del joven casi arrollado y el conductor, reaccionando como mejor pudo para evitar el accidente, frenó en seco sobre el suelo mojado por la lluvia y terminó en el piso, sin mayores contratiempos aparte de rasparse un brazo. Sin embargo, no todos los incidentes terminan así. La imprudencia de algunas personas con acceso a este tipo de vehículo y la temeridad con la que se enfrentan al tráfico, se han convertido en un problema de salud pública en el Quindío.
No nos parece exagerado. Las cifras así lo señalan, y no es un fenómeno exclusivo de la región: De acuerdo con las cifras de la Agencia de Seguridad Vial a través de su Observatorio Nacional de Seguridad Vial, las muertes en toda Colombia asociadas a este modo de transporte, solo en el mes de marzo de 2024, ascendieron a 181: 134 ocupando el asiento de conductor y 47 como pasajeros; mientras que en el Quindío se reportaron 13 fallecidos: 10 conductores y 3 pasajeros.
Un crecimiento absurdo en el parque automotor
No es un secreto: comprar una moto en Colombia es fácil, rápido y económico. Es la mejor alternativa para una gran parte de la población que necesita alternativas de transporte para trabajar o incluso para movilizarse; esa es la clave de su éxito en economías en crecimiento y comunidades con una capacidad adquisitiva limitada. No pagan peajes, si su cilindraje es inferior a los 125 centímetros cúbicos no pagan impuesto Vehicular, entre varias ocupan lo que ocupa un carro en parqueo y tanto los repuestos como el costo de su combustible es significativamente menor que el de otro tipo de vehículos.
La moto no solo se comercializa en el comercio formal. El mercado del usado ha encontrado incluso en redes sociales, un canal de promoción muy efectivo; es solo echar una mirada rápida al Marketplace de Facebook, para evidenciar lo fácil que es comprar una. E incluso se sabe de lugares que venden motocicletas sin papeles e integradas de partes de otras robadas, o aún más, que las alquilan. Si de por sí las cifras eran altas, con la migración masiva de población venezolana al resto del continente termino de disparar las estadísticas: las plataformas de domicilios suelen ser algunas de las mejores opciones para un grupo poblacional que tuvo que reiniciar de cero.
“Tenemos que prestar especial atención al fenómeno, porque hay un incremento indiscriminado”, señala Uriel Enoc Ortiz Díaz, director del Instituto Departamental de Tránsito del Quindío – IDTQ, “en abril, por ejemplo, se registraron en la entidad más de 650 motos nuevas, frente a 29 automóviles”. La diferencia entre ambos describe la desproporción. Pero este no es el dato que le preocupa: “Hay que tener en cuenta que el 85% de los accidentes involucran a una motocicleta”.
Un golpe al capital humano del Quindío
A esta cifra, ofrecida por el director del IDTQ se le suma otra, igual de preocupante: los accidentes de tránsito en los que se ven involucrados motociclistas se ubican hoy en día como “la tercera causa de muerte en el departamento por encima de los infartos cardíacos y los accidentes cerebro vasculares, con una tasa del 25,6% por cada 100.000 habitantes”, explica el secretario de Salud del departamento, Carlos Alberto Gómez Chacón.
Normalmente, añade, la siniestralidad es más alta en hombres que en mujeres. Pero además, se presenta con mayor frecuencia en menores de 25 años, es decir, personas en plena edad productiva. “Acá solo estamos mirando cifras de mortalidad, pero hay otros índices que deberíamos medir, por ejemplo, los años de vida perdidos por una discapacidad derivada de un accidente a una persona que no fallezca, o cuánto tiempo se gasta en recuperar su vida normal y la posibilidad de reincorporarse a sus actividades normales”.
Y son esos años cesantes, o la pérdida de capacidades debido a una discapacidad, las que junto con las muertes, parece pintar un panorama preocupante porque están concentradas en jóvenes, que en una sociedad como la colombiana, representa la mano de obra y el talento humano para potenciarse y ser competitiva.
La salud y el aseguramiento se desangran lentamente
En diciembre de 2022, como una de las primeras acciones como mandatario del país, el Presidente de la República, Gustavo Petro Urrego redujo en un 50% el valor del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito – SOAT. La medida amortiguó el impacto en el bolsillo de la población con más necesidades, a la vez que incentivaba la venta, particularmente de cilindrajes de entre 100 y 200 cc, quedaron cubiertas con este beneficio.
De acuerdo con el decreto 2497 de 2022, el impacto generado por estas medidas, se financia “con transferencias que el Presupuesto General de la Nación apropiará del Sistema General de Seguridad Social en Salud a cargo de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRESS), de acuerdo con las disponibilidades presupuestales”.
Justamente este fondo es el que está recibiendo gran parte del golpe. De acuerdo con el secretario de Salud del Quindío, Carlos Alberto Gómez Chacón, gran parte de la atención médica que se le brinda a los pacientes de accidentes termina siendo pagada por esta instancia.
“De acuerdo a cifras del Registro Único Nacional de Tránsito – RUNT, un 61% de las motos en el país circularían sin Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito – SOAT, un instrumento financiero que cubre los gastos médicos originados por un evento de este tipo. Cuando las atenciones médicas provistas no están debidamente cubiertas por un SOAT las terminan pagando las Instituciones Prestadoras de Salud, con cargo a la Adress, que es la que les devuelve esos recursos a través de un proceso que se tarda más de lo que desearíamos”, agrega Gómez Chacón.
Tomando el toro por los cuernos
El panorama es complejo pero desde diferentes frentes se trabaja, habiendo logrado ya resultados importantes en algunos casos, y dejando altas expectativas en otros. Desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial, por ejemplo, se reporta una disminución en 2023 de las fatalidades por siniestros viales, en comparación con 2022. Y el Quindío hace parte del podio.
“(…) al terminar el año se evidenció que 16 departamentos y 17 ciudades capitales lograron salvar vidas, con una reducción en las fatalidades por siniestros viales en 2023 comparativamente con 2022. Entre los departamentos se destacaron Boyacá y Quindío con una disminución en la fatalidad del 13,2% y 19,8% respectivamente, y entre las ciudades Manizales, Armenia y Tunja con una caída del 19,2%, 20,6% y 21,2% respectivamente”, reitera el comunicado.
Entre tanto, el aumento en el volumen de los agentes de tránsito en el IDTQ le ha permitido a la entidad una mejor atención en las vías a su cargo, al duplicar la planta de personal. Y desde la Alcaldía de Armenia la confianza está depositada en el proyecto de modernización de la Secretaría de Tránsito y Transporte de Armenia – SETTA. La iniciativa hoy espera concepto favorable de parte del Tribunal Administrativo del Quindío para arrancar, pese a la incertidumbre de su conveniencia para las finanzas de la capital, pero es indudable que, independiente a esto, podría fortalecer la prevención y la cultura vial que tanto necesitamos para demostrarnos a nosotros mismos, que somos capaces de soportar las cientos y cientos de motos que parecen aflorar como pasto en una ciudad abarrotada.