Un mercado mundial que en 2023 alcanzó los 29.32 mil millones de dólares y que para 2028 llegaría a los U$ 60.01 mil millones (de acuerdo con Mordor Intelligence), es el que se está perdiendo Colombia, más por mojigatería que por dudas y cuestionamientos serios; el cannabis es tal vez la planta a la que más bondades se le han encontrado en medicina, siquiatría, usos industriales, textiles, aceites, maderables, cosmetología, cocina e incluso, en su uso recreacional. Y aunque las condiciones que ofrece el país para su cultivo son inmejorables y lo convertirían en un actor global de primer nivel, la discusión sigue atrancada en el ámbito de la moralidad y las buenas costumbres, mas no de la racionalidad.
En diciembre 3 noticias mostraron la tensión entre una visión más progresista y acorde con los tiempos, y otra pacata y retrógrada. Y las 3 se dieron durante la misma semana: Se expidió de parte del ministerio del Justicia un protocolo no vinculante para la aplicación de artículos del Código Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana frente a la restricción del consumo de cannabis en el espacio público; se hundió por segunda vez en este periodo legislativo la reforma constitucional que permitiría su uso recreacional; y se abrió en el Quindío el primer dispensario de flor seca para uso adulto.
3 noticias que reflejan tan solo una de las aristas, que tiene la discusión alrededor de la marihuana. Porque en estos párrafos ni siquiera hemos hablado de los retos, las oportunidades y la coyuntura por la que pasan la industria del CBD y el panorama que se abriría para la agroindustria departamental si se acogiera el cáñamo como una apuesta promisoria. En este especial, compuesto por tres entregas, El Cuyabran Post explorará un tema que a 2024 sigue siendo tabú, y en el que vemos que naciones y gobiernos de más visión nos adelantan por la izquierda mientras en Colombia seguimos en un ciclo interminable de mojigatería, falta de voluntad política, guerras de bandas de microtráfico, presos y muertes. ¿Nos vamos a dar el viaje?
A un mes de haber abierto el dispensario
Génesis, es el nombre del primer dispensario de flor seca de THC. Eso quiere decir que vende moños de marihuana. De la que traba, no como la CBD, que ha probado ser efectiva para tratar dolores crónicos. Durante años, la venta de THC ha estado vetada por la Ley colombiana. Pero, gracias al volumen inusitado de leyes existentes en Colombia, quedó un vacío legal que hoy en día aprovecha el dispensario para comercializarla y prestar un servicio que en otras naciones ya ha logrado superar el estigma impuesto por la FDA desde Estados Unidos. Pero esto es bajo unas condiciones bastante estrictas, porque como lo reitera el creador del dispensario y director del Bureau Narcóticos Legales, el abogado penalista Ángel Diego Arcila Aristizábal, acá no se trabaja como una ‘olla’.
“Para acceder a este producto se requiere presentar una fórmula médica en la que se le recete. Esto quiere decir que el paciente se debe auto reconocer como consumidor habitual, adicto o narcodependiente; hemos encontrado que más de la mitad de las personas que se han mostrado interesadas están temerosas de denominarse como tales”, explica. Por lo general el THC hace parte de tratamientos no ortodoxos que tratan cuadros depresivos, de ansiedad o como sustituto de drogas fuertes. Sin embargo, la sanción social todavía pesa.
“Este primer mes ha sido interesante, porque nadie ha venido a hacerme reclamos; por el contrario, han llegado padres de familia a preguntarme si tengo programas de atención y mitigación con muchachos; que si pueden comprarle a su hijo para que él no lo haga en una ‘olla’; que si tengo algún trabajo con habitantes de calle; y la respuesta es que, una vez se empiecen a dar réditos financieros, los habrá. Por medio de la página nos han contactado unas 500 personas y hay 250 habilitadas para comprar entre 5 y 15 gramos. Sin embargo, aún no estamos vendiendo porque estamos acomodándonos al marco normativo para apegarnos a la legalidad”, añade.
La espera también aplica para los proveedores que entren a hacer parte del dispensario como socios, y que ya alcanza las 23 ofertas de negocio dentro y fuera del Quindío, así como 5 médicos, de 14 que han manifestado su intención de vincularse. “Este proceso cuenta con el control nuestro, como abogados especializados, y le hemos pedido a la Policía a que vayan todos los días, si es necesario, para evitar el narcotráfico. Y si en alguno de los dispensarios hay registrada cierta cantidad de kilos y aparecen más, el responsable estaría pagando con cárcel”, advierte.
Esta etapa de preparación es necesaria antes de empezar a calcular una tasa interna de retorno, subraya. Sin embargo, las metas están claras, con un volumen de usuarios de entre 80.000 y 100.000 personas, solo en el Quindío. Dependiendo del lector que seas, puede que en este momento estés escandalizado: ¿Cómo en una de las regiones con más altas cifras de consumo puede ser una buena idea tener un dispensario? Pues esa, amigo, es justamente la razón de ser de esta estrategia.
Menos cárcel, más derechos
“Estamos haciendo reducción de daños y riesgos”, es la respuesta de Arcila Aristizábal. Lejos de los prejuicios y la buena moral que llevaron, por ejemplo, a un partido político a llevar a alguien disfrazado como indigente a uno de los debates sobre la regulación del consumo adulto en el Congreso, el dignificar al consumidor y alejarlo de la noción de que es un delincuente puede mejorar de manera ostensible la situación de orden público vivido en áreas como Quimbaya, que en las últimas semanas se ha visto en fuego cruzado por dos ‘ollas’ que se disputan el mercado.
Ya lo señalaron en su momento los senadores Juan Carlos Lozada y María José Pizarro, autores del proyecto de regulación del uso adulto del cannabis: en su labor de control, las estadísticas muestran que son los jóvenes de estratos más bajos, los más intervenidos por la Policía, lo que representa una señal inequívoca de segregación y desigualdad social. Por otra parte, al no encontrar sitios para el consumo, suelen recurrir a cañadas y sitios periféricos de la ciudad, ocasionando un riesgo para sus vidas e integridad. Aparte, al comprarle a un jíbaro o dealer no regulado, están ingiriendo algo más peligroso que el cannabis (porque es un secreto a voces que la ‘crippa’ que se consigue en la calle viene rociada con sustancias como bazuco, metanfetamina o heroína en el momento del secado); y para completar el panorama, el hecho de mantener el producto asociado a la ilegalidad lleva a que se den luchas por el poder territorial de los traficantes.
“No vamos a fomentar que se consuma cannabis ni que haya nuevos consumidores; al contrario, estamos en contra de que la gente consuma. Pero si vamos a atender al que ya está en el cuento, porque el que no está no puede atender una historia clínica, ni un examen de laboratorio, que obviamente saldrá negativo. Estamos dispuestos a atender a menores con un problema ya crónico, pero además de la fórmula médica, deben presentarse con el acudiente porque este debe ser el responsable”.
A despejar la X de la ecuación: los sitios de consumo
Recordemos que, en la larguísima y fallida guerra contra las drogas, el estatus de la marihuana ha cambiado, y de estar clasificada en la misma canasta de drogas duras como la heroína, ha ido mejorando su estatus gracias a investigadores que han develado lo que el macartismo estadounidense negó e impuso al resto del mundo. Estados Unidos ya aceptó argumentos de la comunidad científica en torno al grado de adicción, más manejable que sustancias problemáticas como el fentanilo y la cocaína. Con ese reconocimiento de la Food and Drug Administration – FDA, se espera que en poco tiempo la DEA dé la autorización para comercializar el moño de manera legal.
Bajo este elemento, ya permitido por la legislación colombiana, es que el dispensario Génesis ha resuelto uno de los escollos para el cannabis de uso adulto: la comercialización. Pero todavía falta uno bien importante, y son las zonas de consumo, lo que garantizaría condiciones más seguras, higiénicas y dignas para quienes tienen este hábito. Desde el Bureau Narcóticos Anónimos, Arcila Aristizábal avanza en una propuesta fundamentada en el protocolo expedido el 10 de enero por el ministerio del Justicia –en respuesta a la sentencia C-127 de 2023 de la Corte Constitucional- y que busca orientar a las autoridades locales para dar un adecuado cumplimiento al Código Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana (anteriormente Código de Policía).
El documento “plantea pautas a los entes territoriales y sus autoridades de Policía, teniendo como base la protección y prevalencia de derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes (NNA). Además, señala que las autoridades están facultadas para regular la prohibición del consumo de sustancias psicoactivas dentro de la autonomía territorial y sus competencias legales”, indica en su página web el ministerio. Para el abogado penalista, el hecho de que se establezcan zonas restrictivas también abre la puerta para las zonas permisivas, a través de acuerdos municipales en las que intervendrán las Alcaldías y los Concejos Municipales.
“Con el protocolo ya no se le puede decomisar el cannabis que porte el ciudadano, siempre y cuando esté dentro de las cantidades determinadas como dosis de aprovisionamiento, ni se lo pueden llevar a una estación, ponerle una multa y hacerle una anotación de medidas correctivas. Lo que dice es que no puede consumir al lado de una iglesia, un centro comercial, un colegio o un parque. No permitirlo sería una inocentada, porque si el muchacho ya consume, en la casa estorba, en la calle estorba, en el parque estorba”, añade el penalista.
De ahí nace la propuesta de habilitar zonas pro Homine, definidas como áreas humanitarias y sociales en las que habría presencia de la Policía, el ICBF o el Ejército. “Es una propuesta que le tenemos a los 12 alcaldes del departamento”, indica Arcila, porque la Ley debe ser bidireccional, no está hecha para joder a la gente. La sentencia antes mencionada le da facultades decisorias a los alcaldes y concejos para establecerlas, so pena de incurrir en daño antijurídico, porque si la Ley determina el derecho a consumir, de igual modo tiene derecho a comprar y a tener lugares donde consumir”.
Sin embargo, en los entornos estatales de la región, el silencio reina. Para nadie es un secreto que cualquier decisión que tomen las autoridades será duramente cuestionada y tendrá impacto en su imagen pública. Al cierre de esta primera entrega del especial, el alcalde de Armenia, James Padilla García expidió el decreto 218 del 23 de enero de 2024, que establece un perímetro de 100 metros a la redonda de Instituciones Educativas, jardines infantiles, universidades, hospitales, iglesias, casetas comunales, escenarios deportivos y canchas, parques, plazas, zonas históricas, bares y discotecas, casinos, gimnasios, terminales de transporte, aeropuerto y edificios públicos, como áreas restringidas para esta práctica (así como para la ingesta de licor). Habrá que ver cómo prospera esta nueva iniciativa en medio de este marco legal. El bureau ya logró abrir la puerta para algo que se ha considerado prohibido durante décadas como la comercialización; por qué no pensar que también tienen la llave para estirar las fronteras de lo posible y abrir nuevos escenarios en medio de la legalidad –y no de la ciega moral-.
Bueno no soy un experto en este tipo de temas pero la propuesta para mi es viable ya que se acabaría tanta guerra por el comercio ilegal
Hola que tal.
Muy oportuno y diligente el artículo que media entre tanta ignorancia y desinformación sobre el hecho científico probado y en consonancia con el derecho fundamental al desarrollo de la libre persinalidad que se tiene en la Constitución Política, que mejor que éstas luces sobre tema tan polémico( para los moralistas y retrogrados) pero tan pertinente ( para el consumidor estigmatizado y perseguido).
Planteado como está y en vista de todos los esfuerzos por cesar toda persecución al consumidor de marihuana, es importante seguir en estos procesos de difusión informativa y así llegar a una legalización por fin. . Mil gracias por este artículo .
Me parece una exelente iniciativa pero entonces dónde se puede consumir por qué dice las partes que no pero no dice tampoco dónde si hay es donde las autoridades siempre abusan del poder y labor que ejercen al uno no saber ni estar al tanto de los derechos que tenemos ellos siempre van a a probecharse hay que seguir en la lucha contra el narcotráfico 20 son legales 🔥