Recuerdo la foto de una amiga meses atrás. Con una actitud despreocupada, la protagonista se estira para tomar con delicadeza una enorme flor blanca en forma de campana (una de muchas que cuelgan de un arbusto) y olfatearla. Mi respuesta fue casi inmediata: ¡cuidado con el borrachero!
Y no es para menos. En torno a esta especie se entretejen mitos y realidades que han ayudado a construir una identidad siniestra sobre la planta, de nombre científico Brugmansia suaveolens, y que ostenta el título de ser la productora del fruto de donde sale la escopolamina: el cacao sabanero. Desde pequeño mis abuelos me advirtieron sobre el majestuoso arbusto: que quien toca sus flores y hojas y luego se lleva la mano a la boca se queda bobo, o que fulanito se quedó dormido debajo de sus ramas y no volvió a despertar.
Pero como todo, hay más de una forma de ver las cosas. Y al borrachero le pesa en sus espaldas la mala fama, sin que parezca importar la cantidad de usos médicos y farmacéuticos que puede ofrecer, e incluso en ámbitos que no están relacionados con la salud. “Aunque la industria farmacéutica sí lo sabe, y lo aprovecha con patentes e incluso productos muy conocidos, como es el caso de la Buscapina, usada para tratar espasmos”, me cuenta Laura Isabel Cardona con un brillo en la mirada de quien habla desde la curiosidad y el asombro. Los mismos que la llevaron, sin ser bióloga o botánica (es diseñadora industrial) a inscribirse en el diplomado de Plantas Medicinales ofrecido por la Universidad del Quindío.
Y fue haciendo uno de los trabajos finales que se encontró con varias particularidades de una especie que está a un paso de su extinción.
-¿El borrachero está en vía de extinción?- le pregunto.
-Para mí también fue una sorpresa ver que está considerado extinto en libertad, que es el estado de conservación previo a la extinción total. Pero aún así, es muy común encontrarlo en los parques de la ciudad, en antejardines, en las fincas- indica.
Por quien doblan las campanas
Laura me cuenta que la planta perdió la capacidad de tener una reproducción autónoma. Y esto podría deberse a una situación más crítica cuando uno abre un poco más el plano: “Es posible que las especies animales que le ayudaban a hacer la polinización, e incluso la distribución de sus semillas, tengan sus poblaciones diezmadas o estén directamente desaparecidas”. Una crisis ambiental que nos recuerda a los eventos de mortandad masiva de abejas y otros polinizadores como efecto del glifosato, por ejemplo.
“Y es una pena, porque además del impacto en el ecosistema, el potencial de la planta es enorme. Empezando con el hecho de que cuenta con 47 alcaloides, como la atropina, que es usada en entornos intrahospitalarios para regular la presión arterial en procesos preanestésicos, o para dilatar la pupila en procedimientos oftalmológicos, está la hioscina (el activo de la Buscapina); en Brasil se publicó un estudio sobre el manejo de la leishmaniasis con esta planta; y ya hay una patente para tratamientos anti tumorales”, recalca, “incluso el instituto de investigación de recursos biológicos Alexander von Humboldt ha desarrollado proyectos de conservación de cuerpos hídricos con esta especie, para cuidar los nacimientos de agua”.
La recopilación documental de toda esta información fue una labor que Laura asumió con entusiasmo. Y orientada por la Uniquindío, decidió contactarse con las dos grandes autoridades nacionales en el tema: el instituto Humboldt y el Instituto de Ciencias Naturales – ICN de la Universidad Nacional.
-Hice una especie de cuestionario, con cerca de 8 preguntas muy fáciles de responder, para saber si se habían desarrollado iniciativas de conservación y lo envié a ambas entidades mediante un derecho de petición. Y ahí tuve mi primera gran sorpresa.
El oscurantismo de la Nacional
Como resultado de este trámite, recibió de parte del Humboldt una respuesta bien estructurada, en la que explicaban que eran pocos los trabajos realizados en este campo. “Se tomaron el tiempo de profundizar y de brindarme fuentes de consulta: tesis de maestría, artículos de investigación, al menos 4 bases de datos donde podía consultar, cerca de 20 publicaciones donde mencionaban la planta. Pero con sorpresa, me encuentro que el ICN se comunica con Uniquindío y hace saber su inconformidad por haber recibido el derecho de petición, que es un mecanismo legal y válido para cualquier ciudadano y que ellos como entidad pública deben responder; me mandaron a decir que el responderlo les representaba parar la operación”.
Y aún así lo hicieron. La mala gana que demuestran en sus respuestas es cosa de risa. Laura me muestra el documento y la más larga dice “No existen publicaciones. Muy seguro muchas personas han consultado el herbario donde hay colección del género”. Pero hay otras “No se ha desarrollado”, “No” y la mejor de todas: “Busque en internet”.
-Me quedé de dos piezas. Un herbario nacional es básicamente un sistema de archivo y colección de plantas.
-Es como una biblioteca.
-Es una biblioteca, y en particular esta es financiada con recursos públicos. Se supone que es para que haya información que trascienda en el tiempo y así tener una fuente de investigación grande dado el momento en el que alguien quiera consultar. Pero el herbario nacional no pudo decir mayor cosa más que respuestas muy cortantes. Con el bajísimo nivel argumentativo y la desidia que demostraron me dejan pensando ¿sabrán algo de la palma de cera?- desde El Cuyabran creemos que no -¿De otras especies con potencial medicinal, de uso tradicional o endémicas? ¿Sabrán de ese tipo de amenazas? Porque el no poner el tema en la mesa, el no abrir el conocimiento no contribuye en nada a que la especie se conserve.
La planta que caminó hasta las montañas
Una planta que ha olvidado cómo reproducirse de manera autónoma. La frase se va descubriendo mientras más piensas en ella. En primer lugar, porque explica la razón por la que prácticamente ya no hay borracheros blancos silvestres.
-Las que vemos están en asentamientos humanos y las que están al borde de carretera seguramente tuvieron intervención humana porque genéticamente la planta ya no tiene esa capacidad- señala Laura.
-O sea, ¿el borrachero depende del humano para sobrevivir?
-Prácticamente. Y no es algo nuevo. Al seguir los orígenes encontramos que proviene de la selva amazónica. Pero actualmente no hay especímenes georreferenciados allí, y todos están ubicados sobre las cordilleras, donde hay poblaciones humanas. Y si no hay polinización, si no se reparten las semillas para que nazcan nuevos arbustos, la única forma de reproducirse es con la siembra de esquejes de la planta.
La pregunta que subyace es por qué. ¿Puede inferirse un uso ceremonial y mágico surgido de las comunidades amazónicas que la usan como componente del yagé? ¿Habría subido a lo largo de las generaciones, adaptándose a un entorno de montaña que se convertiría en su nuevo hogar? Por qué no. De hecho las primas europeas de la Brugmansia, como la Datura stramonium o la Atropa belladona, tienen un historial importante en rituales paganos y asociados a la brujería en el Viejo Continente. “Es muy curioso ver que culturas que se desarrollaron de manera aislada encuentran aplicaciones similares a este tipo de plantas”, subraya.
Pues tal parece que, con la misma facilidad con la que el humano domesticó al borrachero, luego lo satanizó y lo relegó. Me imagino que desde el afán de acercarse a la modernidad y con una capa de catolicismo y buenas costumbres, las familias de bien fueron dejándolo en el terreno oscuro de los saberes ancestrales, de la hechicería, y más recientemente de la delincuencia vinculada a la burundanga. Pero lo curioso acá es que la misma ciencia lo haya ninguneado. “Es un tesoro genético que hay que preservar, en los bosques, en los campos, en las fincas, para que no desaparezca”, me dice preocupada Laura. Ella misma se ofreció a regalarle esquejes del arbusto a quien se quiera montar en esta campaña contra el olvido de una especie que nos ha dado y que guarda sorpresas (al correo lauraisabel.cardonabolivar@gmail.com). Porque por más que las farmacéuticas hayan logrado sintetizar sus componentes, el borrachero es más que la suma de sus elementos. Además ¿eso de criar para luego abandonar? Eso es de gente ruin.
Muy interesante el comunicado, se deberían de hacer campañas con la comunidad para salir a sembrar y colaborarle a la madre tierra a que no desaparezca todas estas bendiciones que nos brinda, y así aprender, conocer y respetar a la naturaleza que lo único que nos aporta es bienestar.
Felicitaciones a Laura.
Laura tiene una idea bien innovadora. Habla con ella.