En un contexto eminentemente rural de lo que podríamos llamar la Colombia Profunda, la biodiversidad transita inevitablemente por los terrenos de la agricultura, la ganadería, los transformados, las artesanías y demás productos de origen verde. El aprovechamiento de los recursos naturales hace parte de nuestra tradición indígena y campesina y de cientos de años de relación de las comunidades con sus entornos, que si bien eran capitalizados, se hacían bajo un modelo de sostenibilidad que, sin lugar a dudas, a las grandes corporaciones ni les interesa.
Ese el nodo que une a la COP16 de biodiversidad, que se adelanta en Cali, con el Encuentro Internacional de Economías para la Vida – Ecoovida 2024, evento paralelo a cargo de la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias (conocida como la Unidad Solidaria). “Es un evento que está enmarcado en el desarrollo de la Agenda de Asociatividad Solidaria para la Paz, que desde el Gobierno del presidente Gustavo Petro se diseñó para definir estrategias locales de sostenibilidad y sustentabilidad; la suma de la investigación con los saberes populares; posicionar y fortalecer las redes y medios alternativos como componentes de un mismo ecosistema; y fortalecer la articulación interinstitucional”, explicó en rueda de prensa el director de la agencia presidencial, Mauricio Rodríguez Amaya, en la rueda de prensa ofrecida este lunes 21 de octubre desde Cali.
Y es que la realidad nacional lo justifica: en una nación donde el 80% del empresariado formalizado se compone de microempresas (sin contar con el enorme nivel de informalidad que revelará el Censo Económico Nacional Urbano del DANE), es evidente que los ingresos de los colombianos prácticamente no dependen de las grandes multinacionales sino del sector popular de la economía (no solo la rural, ojo), “aquellas que se tejen desde los territorios, de la mano de las organizaciones solidarias, populares y comunitarias, que, al tiempo de promover procesos productivos para la subsistencia y la soberanía económica y política, protegen el agua, los ríos y los páramos”, explica el brochure del evento.
Una semana para empaparse del tema
Ecoovida se diseñó para poder poner en contacto los actores que trabajan directamente con estas iniciativas: en el territorio, pero también en otros países. Para esto se han congregado en la capital vallecaucana más de 4.500 delegados nacionales y más de 180 internacionales que abordarán el tema, a lo largo de diversas actividades de aprendizaje y contacto directo con la realidad.
Al evento de inauguración programado para este martes 22 de octubre, se le unirá el miércoles 23 la realización de 10 foros temáticos, centrados en temas como los instrumentos internacionales para el fomento de estas economías; el rol de los jóvenes, las mujeres y las diversidades en las mismas; las economías del cuidado, circular, sustentable y bioeconomía; reforma agraria, reindustrialización y reconversión; educación solidaria, popular y comunitaria; microfinanzas, inclusión financiera y procesos de crédito comunitario; trabajo decente y seguridad social; y comunicación solidaria y derecho a la información.
El jueves 24 los participantes estarán visitando puntos de Cali, Buga, Palmira, Yumbo y Tuluá, en donde se llevan a cabo rutas turísticas solidarias y con las que se podrán evaluar los modelos aplicados a estos negocios. Y el viernes 25 será el turno para la realización de talleres de experiencias de asociatividad y diversidad. El encuentro tendrá el sábado 26 su clausura. El evento ha definido su objetivo como el convertirse en el espacio para construir la Agenda Internacional para el Fomento de las Economías para la Vida, con el fin de cumplir con la Resolución 77/281 de las Naciones Unidas, que busca promover la economía social y solidaria para el desarrollo sostenible. Pero también se aprovechará para proponer mecanismos de consulta permanente de las Naciones Unidas sobre la misma resolución (y que no quede en letra muerta).
Además, se impulsarán las plataformas internacionales que promueven la soberanía y la seguridad alimentaria, la agroecología, las economías transformadoras, la defensa de los derechos humanos y la protección de la biodiversidad cultural y natural a nivel mundial. Varias de estas son cogestoras del encuentro.
“Queremos concretar, entre las plataformas internacionales de economía popular y solidaria, así como con los Gobiernos, procesos de educación e investigación. Tenemos la idea de promover una cátedra en torno a la materia, e incluso facilitar que haya intercambios comerciales entre las organizaciones populares de diferentes naciones para que, por ejemplo, el café de nuestras asociaciones pueda llegar a otros puntos del continente”, indica Rodríguez Amaya.
Buen dato lo de eliminar intermediarios y meter a los productores en una ecuación que por lo general ha sido ajena para ellos: la del negocio. “Si hacemos el balance de los más de 25 Tratados de Libre Comercio firmados por Colombia en gobiernos anteriores, nos damos cuenta que luego de estos importamos más del 30% de nuestra canasta alimentaria”, añade.
Articulador de futuros posibles
La semana estará movida para los diferentes delegados, que tendrán una oportunidad única para concretar contactos entre sí y formar alianzas. ¿Y de acá en adelante qué? El director de la Unidad Solidaria es enfático en que ya se está trabajando en el cumplimiento de los 12 ejes que componen la Agenda presidencial. “Estamos trabajando con recursos limitados, pero hemos tenido muy buenos resultados y eso nos permitirá, para 2025, contar con más presupuesto, pasando de 25.000 millones de pesos de este año, a unos 45.000 millones para la próxima vigencia”.
Ideas como las Tiendas Solidarias para garantizar un adecuado canal de comercialización de la producción primaria empezarían a nacer en las regiones de la mano con circuitos asociativos solidarios, para aprovechar un auge vivido de unos años para acá en materia de cooperativismo rural y Comités Campesinos de Reforma Agraria. Se habla de generar instrumentos para la democratización del crédito. Y si esto se complementa con una mejor distribución de los beneficios de la biodiversidad –uno de los puntos fuertes de la COP16-, podríamos estar viviendo una consolidación de las economías populares y solidarias con un verdadero músculo financiero.
Y ojo, que esto puede que a ti, ciudadano de la zona urbana con universidad te suene ajeno, pero no lo es (a no ser que hagas parte del 10% de la población que concentra el 80% de la riqueza en el país). Porque, a pesar de que estrenemos iPhone pagado a cuotas, la clase media y la media alta también hacemos parte del sector popular. Entre los 12 ejes de la Agenda de Asociatividad Solidaria para la Paz en manos de la Unidad Solidaria, se incluyen principios de enfoque poblacional, sectorial, de géneros y territorial que priorizan por ejemplo a las mujeres, los jóvenes y los campesinos; es posible que el cambio esté por llegar y ni siquiera nos demos por enterados.