Mi amigo Juan Camilo Ortega, arquitecto especialista en arquitectura bioclimática, luego de leer mi columna anterior publicada ‘Brixton’, me dejó como comentario que a lo que yo me refería sobre darle nueva vida a los edificios mediante el reciclaje de los mismos, era una acción de acupuntura urbana, un término que leyó del arquitecto y urbanista Jaime Lerner. Así, me brindó el libro Acupuntura urbana, una lectura corta pero muy valiosa para la gestión de las ciudades.
En su obra, expone algunos proyectos realizados como alcalde de Curitiba y gobernador del estado de Paraná, en Brasil, así como experiencias de otras ciudades a partir de necesidades puntuales.
En la medicina tradicional china la acupuntura es un tratamiento para el dolor en el cual se insertan agujas en lugares estratégicos del cuerpo para activar áreas productoras de sustancias analgésicas. Y Lerner acuña el término acupuntura urbana para aquellas acciones que ayuden a gestionar los problemas de las ciudades.
Esas acciones no están clasificadas expresamente, pero no son necesariamente costosas, elaboradas, o implican una transformación física. Las mismas deben ser rápidas y estratégicas para llegar a cambiar un entorno enfermo o para consolidar sectores de la ciudad.
El patrimonio cultural genera identidad, y en la amplitud de su concepto legal, por preguntas a varios conocidos, me he dado cuenta que la mayoría de personas que vivimos en Armenia, naturales o foráneos, no conocemos el patrimonio arquitectónico, que debe ser protegido, existente o en vísperas de serlo.
En un documental realizado por el Centro de Estudios del Patrimonio – CEPA, se muestran los tesoros ocultos y las joyas arquitectónicas de Armenia (El documental reposa en YouTube en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=WG2mREYuUbk). Estoy seguro, aunque algunas obras las tenemos referenciadas como tales (el Museo del Oro Quimbaya, del maestro Salmona, y la catedral La Inmaculada Concepción, por ejemplo) otras no son tan conocidas y vale la pena tenerlas en cuenta: el edificio de Bellas Artes, la plaza de toros El Bosque, el tanque de la EPA, el edificio Valorización, entre varias más.
Por otro lado, reclamamos que en Armenia el espacio público sea de calidad y para todos, pues se han adelantado programas desde la administración municipal que no han sido efectivos, sobretodo en la recuperación del mismo.
Por esto, una propuesta incipiente de acción de acupuntura urbana en Armenia, es que el espacio público esté articulado con los Bienes de Interés Cultural o patrimonio arquitectónico, mediante la creación de una ruta -peatonal en lo deseable- que los conecte y que permita a los propios y turistas conocerlo, revitalizarlo, visitarlo y protegerlo.
Esa acción específica, con la función de la aguja en la acupuntura, conectaría el sector público y privado permitiendo generar beneficios en distintas áreas al mismo tiempo: mejorar los índices de espacio público efectivo, fortalecer la seguridad, dinamizar la economía, incrementar el empleo, salvaguardar el patrimonio cultural, y desde mi perspectiva, la más importante: la generación de identidad y sentido de pertenencia por la ciudad.
Por último, me gustaría formular las siguientes preguntas a nuestros lectores: ¿Por qué amas a Armenia? ¿La conoces? ¿Te sientes parte de ella? ¿Qué opinión tienes de esta ciudad? ¿Crees que Armenia ya no tiene solución?
- Las opiniones acá expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan exactamente la postura del medio de comunicación
- La foto de la acupuntura fue tomada de Pixabay