La ropa trae consigo una enorme huella de carbono: se calcula que el 25% de los pesticidas aplicados en el mundo se usan para cultivar algodón. Como materia prima, se utilizan al menos 8.000 productos químicos para su transformación en textiles. Su impacto, además, se mantiene en el tiempo, si la ropa se desecha con tan solo unos pocos usos y engrosa las 167.000 toneladas de basura generada al año en el Quindío, de acuerdo con datos de la Gobernación.
Es un pecado botar ropa. Un pecado promovido por la industria de la moda, que saca cada 6 o cada 3 meses, una colección distinta, apelando a los deseos más inconscientes de una clientela que, en la mayoría de las veces, no está enterada de la presión que ejerce sobre el planeta. Afortunadamente en el mundo avanza una tendencia que oxigena un poco la situación: la economía circular. El comercio de prendas de segunda crece hoy en día, 25 veces más que el retail, es decir, que la venta de ropa nueva. ¿Y quién no tiene alguna prenda en el armario que se puso una o dos veces por cualquier motivo?
Re estrenar y cuidar
A eso le apunta el Mercado Circular y Bazar Sustentable programado para el próximo domingo 17 de diciembre en el Centro Cultural Metropolitano de Convenciones de Armenia. Los asistentes podrán ingresar de manera gratuita, adquirir ropa casi nueva por precios muy favorables, incluso en unos casos podrán hacer trueque, y de esta manera llevarse un outfit renovado dándole un aguinaldo al medio ambiente.
Me encontré con las gestoras de la iniciativa, Gloria Mercedes Rendón y Ángela María Arboleda, para que me contaran sobre la feria, una de varias que han hecho y que precede a otras actividades planeadas por ellas, todas en torno a la economía circular. Ángela me cuenta: “Personalmente he usado ropa de segunda desde hace muchos años y es cuestión de eliminar los estigmas, como que es sinónimo de sucia, vieja, está rota o trae malas energías…”
-…o trae balazos.
Las dos se ríen. Gloria se enseria y profundiza en el concepto: “Si tengo un evento y compro un vestido súper costoso que me voy a poner una sola vez, tengo la oportunidad de que otra persona lo adquiera a un precio más favorable y pueda vestirlo en otra actividad. Estamos recuperando conceptos como el compartir, el reciclaje, el trueque, el reutilizar, el renovar. Es darle ese valor agregado a lo que tenemos en el closet; darles una segunda vida a través del bazar”.
Ángela engloba en tres conceptos, los beneficios de este tipo de actividades. En primer lugar, la mitigación del impacto ambiental. Lo segundo, igual de importante –y tal vez lo más motivador para algunos- es el aspecto económico: “empezando por nosotros, pero también por los expositores, que son personas que de pronto no tienen ingresos fijos, y que no saben el montón de dinero que pueden tener guardado en sus San Alejo” subraya. Y en tercer lugar, el impacto social que esta y otras actividades desarrolladas en sus iniciativas, tienen en poblaciones vulnerables, como la lograda en su campaña ’10 lucas por el planeta’, que vendía ropa a 10.000 pesos o menos entre la población de baja capacidad adquisitiva.
Cómo funcionará el bazar
Las inscripciones para quienes quieran ser expositores están abiertas hasta este sábado 9 de diciembre a través del número telefónico 314 282 9022, con un costo de 80.000 pesos, lo que les dará la oportunidad de contar con una mesa, dos sillas, y el espacio suficiente para exhibir su mercancía (no solo ropa, sino también libros y antigüedades) así como para decorar. La actividad estará abierta de 10:00 de la mañana a 4:00 de la tarde.
Pero no todo entra al bazar. “La ropa debe llegar lavada”, reitera Ángela, “en este punto levantamos un inventario: si está manchada, rota, desteñida o con demasiado uso, no va. Frente a las prendas que se quedan, concertamos con el expositor qué hacer con ella, una de las opciones es llevarlas a donación si están en condiciones aptas. En el caso en que tampoco cumplan con los estándares, se puede acudir a la transformación, que incluye hacer, por ejemplo, bolsos con pantalones, o camisetas de algodón en accesorios”. La mecánica incluirá, además, la posibilidad de que los asistentes puedan truequear en los stands que hayan manifestado su voluntad de hacerlo.
“El ideal a futuro es que haya más consciencia, para que baje la producción, porque la industria de la moda quiere constantemente invitar a comprar algo nuevo y genera un afán y una urgencia por estar siempre al día, sin importar el daño sobre el medio ambiente”, concluye Gloria.