Entre izquierda y derecha, una división muy obsoleta

Entre izquierda y derecha, una división muy obsoleta

En contra de los pronósticos que vaticinaban el triunfo de Marine Le Pen en las elecciones legislativas de Francia, el electorado dio la sorpresa entregándole el triunfo al Nuevo Frente Popular, contrario a las intenciones de la política de hacerse con la mayoría absoluta. Con esta noticia, que parece tan lejana, vamos a hablar de una discusión en pleno desuso pero que de nuevo, aparece con fuerza en redes sociales y cadenas de Whatsapp: la de la izquierda y la derecha.

Y en desuso, pese a que ambos términos encierran profundas diferencias en cuanto la postura que se tiene en temas de relevancia como el manejo de la economía, de los derechos humanos, de la apertura a la migración. Allá y acá, porque como pueblo polarizado que somos, sirve para arrancar de nuevo con el intercambio de acusaciones y descalificativos hacia la orilla opuesta. Que la derecha aprieta y la izquierda libera, dicen los de un bando. Que los de la derecha son diestros para gobernar y los de la izquierda siniestros. Y de ahí para arriba, hasta terminar insultándose en una barahúnda incesante de acusaciones. Pero ya veremos que no es así.

Una herencia de la Revolución Francesa

Y es que, qué mejor para arrancar esta exposición, que con el mismo país de donde salió la división: Francia. Era 1789, y los galos estrenaban prácticamente, un sistema desconocido: el de la libertad de elección y de pensamiento. Luego de siglos de postrarse ante el rey de turno (fuera bueno o malo, cosa que no importaba porque ostentaba un derecho divino), llegaba la Revolución Francesa, poniendo en cintura un régimen que parecía caducar. Con la llegada de las nuevas ideas, los habitantes obtenían un nuevo rol que los ponía a todos en igualdad de condiciones: el de la ciudadanía.

Entonces había que tener en cuenta la voluntad popular para decidir sobre el futuro de la monarquía. Ante la ausencia de un mecanismo que los contabilizara a todos y en el fervor de una serie de revueltas, se ideó un método. Quienes quisieran que la cabeza del monarca rodara tras el guillotinazo para darle paso a lo que se llamó la República, que se ubicarán a la izquierda de la silla que ocupaba el sujeto del juicio. Y quienes querían que se conservará el status quo, que lo hicieran a la derecha. Con este simple gesto, se resumió de manera efectiva para la época, las dos grandes vertientes del pensamiento político, a la izquierda quienes defendían los derechos y libertades civiles y a la derecha los que defendían las instituciones y el conservadurismo.

Así nacía la disyuntiva que ha regido la política desde sus días hasta hoy. Una discusión que tomó aún más relevancia en el siglo XX. Más precisamente con la terminación de la II Guerra Mundial, cuando los aliados que vencieron el avance nazi en Europa reacomodaron el mapa, reconociendo entre ellos que, una vez unidos para vencer la bestia, no había motivo para convivir los unos con los otros. Se levanta entonces el muro de Berlín, separando en dos a Alemania y dejando en el occidente de la línea a los que se consideraban de derecha, y al oriente los de izquierda.

Nos vendieron ideología

Esto no se aplicaba para el resto del globo, en el que independientemente del paralelo en el que se estuviera, todos los territorios se trataron como simples colonias. Entonces fue cuando, como buen país rural con ganas de estar a la par con Europa, compramos la idea en Colombia. Y en el resto del continente. Y se organizaron partidos y luego guerrillas, y los más privilegiados se arrimaron a las autoridades y la iglesia. Y nos dimos nuestro muy innecesario bañito de sangre. Pero aparte de la barbarie en la que nos metimos solitos (con ayuda de Kissinger dirán algunos), esto nos dejó una idea errada de lo que encerraban los dos conceptos.

Y es que la derecha la terminamos fusionando de manera irresoluta con lo que se conoce como capitalismo. Mientras que a la izquierda la asociamos sin dudarlo con el comunismo. Sin tener en cuenta que acá hablamos de dos ejes diferentes, si lo fuéramos a graficar. Porque uno de ellos es el político, comprendido por los términos de izquierda y derecha, y el otro, perpendicular al primero, se refiere a lo económico.

Una cosa es la diferencia entre quienes priman los derechos y entre quienes prefieren mantener las costumbres, y otra entre quienes buscan la democratización de los medios de producción y quienes se mueven bajo la consigna de la libre competencia. Y para el caso 4 ejemplos:

  • Derecha + Capitalismo: Estados Unidos
  • Izquierda + Capitalismo: China
  • Izquierda + Comunismo: Cuba
  • Derecha + Comunismo: Corea del Norte

A sacudirse el pensamiento

Varios de los lectores me van a decir que los conceptos no son del todo correctos, y tienen razón. La tienen, precisamente porque en este espectro las líneas se han cruzado tanto que ya no hay una idea pura e inamovible de ninguna. Por más que sigamos enfrascados en la discusión, por hablar de Colombia, de que si se es defiende alguna de las posturas se es guerrillero o paramilitar (¡porque a eso hemos llegado!). Varias veces he leído con una sensación de vergüenza ajena y estupor, que el carácter político de tal o cual personaje explica a la perfección los resultados de su gestión.

Pues nos parece que es una falacia. Hay menos distancia entre la izquierda y derecha, que entre un gobernante bueno y otro malo. Sin importar a cuántos pasos se pare de la silla del rey, cuando el mandatario quiere hacer las cosas bien y aleja la corrupción (el verdadero monstruo de esta discusión), tiene, por lo general, un gobierno que gusta, que convence, que siembra la semilla para que florezca a futuro. Y para la muestra un botón: A Macron no lo quiere su pueblo. A Marine Le Pen tampoco. Y son bastante disímiles en su pensamiento y sus proyectos. Petro sufre una caída en su popularidad. AMLO en México sale con los mejores índices. Y ambos se circunscriben a escuelas parecidas. La evidencia empírica nos lo demuestra, y es hora que, como sociedad, empecemos a madurar nuestra educación cívica y política, que no puede seguir moldeada por lo que nos llegue en una cadena, y mucho menos, con lo que nos dice la televisión, porque ya estamos grandecitos para eso ¿no creen?


La foto destacada de esta nota es de Pixabay. La segunda y tercera fueron elaboradas con inteligencia artificial.

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