En los últimos años, la Inteligencia Artificial (IA) ha emergido como una herramienta poderosa en diversos sectores, incluyendo el ámbito judicial. La IA se está utilizando para optimizar procedimientos, reducir la carga laboral de jueces y abogados, y mejorar la precisión en la toma de decisiones. Sin embargo, en Colombia su implementación en el sistema de justicia aún es incipiente. A pesar de esto, se vislumbran aplicaciones prometedoras, como el análisis de grandes volúmenes de información jurídica y la automatización de procesos repetitivos.
Por ejemplo, la justicia colombiana necesita reducir los tiempos de respuesta y mejorar el acceso, especialmente en un contexto donde la congestión judicial es un problema crónico. Algunos de los procesos que más tienen colapsado el sistema no son otros que los procesos ejecutivos y la demora de la implementación en las medidas cautelares. Sin embargo, la adopción de estas tecnologías plantea desafíos éticos y prácticos. La falta de regulación clara, la posibilidad de sesgos en los algoritmos y el riesgo de la deshumanización en las decisiones judiciales son algunas de las preocupaciones más urgentes.
En muchas ocasiones, la IA funciona como una “caja negra”, es decir, no siempre está claro cómo llega a sus decisiones, lo que puede comprometer la confianza en el sistema judicial. Si se entrena con datos históricos sesgados, puede perpetuar prejuicios de género, raza o clase social. En un país como Colombia, con grandes desigualdades, esto podría exacerbar las barreras en el acceso a una justicia equitativa. Si no se atienden adecuadamente estas preocupaciones, en lugar de ser una aliada en la búsqueda de justicia, la IA podría convertirse en un obstáculo para la equidad y el debido proceso.
El uso de la IA en el sistema judicial requiere un entendimiento profundo de sus implicaciones. No solo en Colombia, sino también en otros países, es necesario analizar cómo se está utilizando la IA en los tribunales. En Colombia se está fortaleciendo el conocimiento de los servidores judiciales mediante un convenio con la Universidad de los Andes, que capacita a jueces y demás actores judiciales en competencias digitales. La Cumbre de Justicia reciente demostró cómo la innovación y la IA pueden apoyar en tareas administrativas y en la toma de decisiones judiciales, pero también evidenció la necesidad de establecer estándares claros de autocontrol y responsabilidad en el uso de estas tecnologías.
Por otra parte, la Corte Constitucional, en conjunto con la UNESCO, ha comenzado a trabajar en directrices para un uso seguro de la IA en la Justicia; un referente no solo para Colombia, sino para toda la región. en su sentencia 323 de 2024.
La Inteligencia Artificial tiene el potencial de transformar profundamente el sistema de Justicia en Colombia, mejorando la eficiencia y permitiendo un acceso más equitativo. Sin embargo, como cualquier tecnología emergente, su implementación debe hacerse con cautela. Los desafíos éticos y prácticos no pueden ser subestimados: la falta de regulación, los sesgos en los algoritmos y la posible deshumanización de las decisiones judiciales deben ser atendidos de manera prioritaria.
La clave para el éxito de la IA en la justicia colombiana radica en el equilibrio entre la tecnología y la humanidad. Es necesario que los servidores judiciales estén capacitados para usar estas herramientas de manera crítica y responsable, y que la sociedad civil participe activamente en la discusión sobre su uso y límites. Solo así podremos garantizar que la inteligencia artificial no sea solo una herramienta para agilizar procesos, sino también un medio para garantizar una justicia más justa, transparente y accesible para todos.
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- Las imágenes fueron creadas con Inteligencia Artificial.
Grandes desafíos trae la IA…Interesante la apuesta por la descongestión y la celeridad de los procesos. Ya vendrá la discusión sobre la aplicación de algoritmos a la hora de interpretar la norma en procesos complejos, esto podría liberarnos de la inseguridad jurídica por la libre interpretación de la norma.