Terminamos haciendo esta entrevista en una tienda a las 8:00 de la noche. Y no es para menos. Conozco de buena fuente que Felipe Villamil Ocampo, concejal de Armenia por segunda vez consecutiva, trabaja hasta tarde y en la calle, hablando con ciudadanos, empresarios y todo tipo de actores, y que su presencia en el recinto de la corporación es solo una parte de una agenda compleja que se le lleva todo el día.
Es algo que la población en general le reconoce. Es uno de los nombres más conocidos en una corporación que relevó una gran parte de sus miembros en las pasadas elecciones. Crítico, estudioso y sin miedo a separarse del grupo cuando hace falta, Villamil ha sabido construirse una senda marcada por la independencia pese a su juventud.
Es su segundo periodo como concejal, y eso le da elementos para evaluar la gestión del ex alcalde José Manuel Ríos Morales. ¿Cómo dejó a la ciudad su administración?
Si bien en el gobierno anterior fui opositor, seguimos en la misma línea independiente, diciéndole sí a las cosas positivas y no a las negativas. Voy a empezar con una deuda importante que es la social: en salud mental nos quedamos cortos y la Alcaldía poco avanzó a pesar de que generé dos debates en la materia: el año pasado tuvimos más suicidios que en 2022.
Dejó una deuda en el tema de habitante de calle, que es una situación crítica (con más de 1.600 en el municipio) y al no tener la atención, inversión y control estatal, hoy se salió de las manos como un problema de salud pública, de inseguridad, de consumo y expendio, al que hay que sumarle la presencia del microtráfico en gran parte de las Instituciones Educativas oficiales de la ciudad.
Si hablamos de seguridad, perdimos el año completamente. Hoy Armenia es una ciudad donde a cualquier hora y sector se vive una alta percepción de inseguridad, hay falta de inversión en temas, por ejemplo, la tecnología: tener 396 cámaras, pero que 100 funcionen y 50 graben no sirve; eso lo saben los ladrones. No rodear ni fortalecer la fuerza pública, hacer inversiones hasta innecesarias en bicicletas o motos que están parqueadas o guardadas. Le faltó también aplicar modelos como la seguridad ciudadana porque hoy no todo es fuerza pública, sino que se puede trabajar desde las bases: barrios, comunas, veredas, en estrategias para mejorar la convivencia y si hablamos de la seguridad multidimensional hablamos del escenario social, laboral, económico y educativo que está detrás. Igual pasa con el espacio público.
El ex alcalde incumplió en cosas como la secretaría de Ambiente, que es un tema vital y hoy en día estamos viviendo esa situación por la falta de inversión en ese tema; en temas la creación de la oficina de Equidad de Género.
En ese proceso de saneamiento financiero, uno de los puntos más importantes es la actualización del catastro, que indudablemente impactará el bolsillo de los contribuyentes. ¿Se ha medido el impacto de un posible impago que pueda presentarse con el incremento del predial?
La actualización catastral bien hecha es importante –como lo es el derrame de valorización como mecanismo legal, y que las ciudades utilizan para poder crecer pero que fue satanizado por lo que nos pasó. Por ese robo. En cuanto a la actualización catastral, era necesaria porque cuando uno pasa por la avenida Centenario o El Caimo, encuentra casas de 5.000 millones o edificios de 15 pisos pagando 800.000 pesos como si todavía fueran lotes.
Sin embargo, tenemos una tarea pendiente: queremos generar un debate para ver cómo logramos un equilibrio entre la economía de los armenios y lo que es justo para que el municipio sustente su inversión. Hay que tener en cuenta dos elementos: el avalúo y el valor del predial; el avalúo puede representarse en un 100 o 200 por ciento, pero el valor del predial no puede subir en esa proporción. Había plazo hasta el 31 de diciembre del año pasado para solicitar una reconsideración y habrá que hablar con Hacienda para mirar cómo se abre esa puerta, porque seguramente muchos ciudadanos no están enterados.
Pero además estamos pensando que es necesario examinar el impacto en los contribuyentes y cómo responderán al incremento del predial. Ya hubo un problema con quienes pagaron valorización, porque como no se arrancaban las obras, el valor de lo que valdrían aumentó en el costo de los materiales, la mano de obra, incluso en los estudios de la afectación ambiental, que requerirá de nuevos estudios. Así que, estamos pensando en un debate necesario frente a temas de predial y catastro multipropósito, porque es necesario revisar la cultura de pago y el equilibrio en algunos bienes que sí tuvieron un aumento desmedido
Le corresponde a este nuevo concejo, la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial. ¿Cuál es la Armenia que usted se sueña?
Muchos piensan que el POT saldrá en 2024 y resulta que esta es una discusión de muchos años, yo le calculo 3; venimos ‘en cola’ porque viene una modificación excepcional al POT que servirá como un insumo, trae un diagnóstico, el tema de las Unidades de Planificación Rural – UPR y el de los planes parciales que Armenia nunca ha tenido, comparado con Pereira que lleva más de 30 tan solo el año pasado.
La Armenia que sueño tiene muchos componentes, no solo tiene el crecimiento de la ciudad, que en ha sido desordenado porque el POT no lo aplicaron. Es un fundamental que lo que se plantee se aplique y se vea reflejado en la ciudad. Tener en cuenta el componente ambiental, que sea fácil de caminar y que tenga una organización en movilidad; por qué meter un tranvía donde no cabe un carro más o un cable aéreo. Si revisamos la situación de Pereira, lo aplaudimos, pero hay que reconocer que no es sostenible ni rentable.
Debe ser una ciudad donde se le dé prioridad al ciudadano, porque ha crecido para los vehículos y no para la gente. Debe tener espacios públicos incluyentes, adecuados, para todos los seres vivos, esa es la ciudad que proyectamos.
Con el fuerte temblor que se registró en Ansermanuevo hace unos días y que se sintió tan fuerte en el Quindío, regresa el temor por el riesgo sísmico. ¿Estamos preparados?
Esta discusión hará parte fundamental del POT porque no contamos con una oficina de Gestión del Riesgo; una de las concejalas planteó el debate y es uno de los grandes interrogantes. Me tomé la tarea de visitar Bomberos y encontré que, de los vehículos que tienen solo dos funcionan, solo pueden atender hasta cierta altura (piso 6 o 7), las condiciones son precarias, no tienen una línea telefónica que funcione. Es responsabilidad de la secretaría de Gobierno, que ha pasado inadvertida de administración en administración.
Si hoy ocurren dos incendios no hay cómo atenderlos, y acuérdese que por el tema de invasiones también tiene un riesgo de deslizamientos. Es necesario una oficina fuerte y robusta para atender esas problemáticas. Hoy resaltó de quien está en ese programa, lo ha hecho con las uñas, pero es una obligación. Esperemos que en 4 años una de las cosas que deje el alcalde sea eso. Porque hoy no tenemos una gestión del riesgo clara ni que atienda la ciudad.
Y en cuanto al impacto del cambio climático ¿qué se puede hacer? Porque no parece que estuviéramos listos.
Hay un problema grande con la arborización, porque aunque hay un programa de árbol urbano en Planeación, no se ve reflejado. Los calores cada vez son más fuertes. Uno podría decir que Medellín tiene una mejor arborización que Armenia, siendo esta una ciudad más pequeña, con mayor facilidad para planes de pilotaje.
Es un problema grande que nos debe convocar como instituciones, gremios, empresas, para que se sumen a un programa amplio enfocado al casco urbano, porque muchas veces se da en zonas rurales o periféricas, y la zona urbana carece de esa arborización. Este caso da lugar para recordar el proyecto del megavivero en la plaza de toros, que fue objeto de un debate con algunas voces a favor y otras en contra, pero con una connotación cultural y ambiental importante. Al debate asistió el asesor administrativo del ex alcalde Ríos Morales y nos ratifica que hay $10.000 millones para hacerlo. Pues, pasaron 3 años y no se hizo nada. Este tipo de afirmaciones se han quedado como saludos a la bandera, con un resultado que termina padeciendo el ciudadano.