El tema de las pensiones en Colombia se parece a un cubo Rubik de 32 caras; al ser un sistema tan interdependiente, cuando mueves una, inevitablemente se van a desorganizar las otras. Convertido en uno de los grandes problemas para los macroeconomistas, el sistema ha ido creciendo sin tener una luz clara acerca de su futuro, y de acuerdo con cifras oficiales, 1 de cada 4 pesos aportados por un ciudadano se destina para este rubro, alcanzando una participación de entre el 3% y el 4% del Producto Interno Bruto del país.
Tal vez este sentido de urgencia es lo que haya permitido que, de todas las reformas impulsadas por el Gobierno Petro ante el Congreso de la República, esta sea la que más haya avanzado, gracias a una confluencia de partidos y movimientos que se ven genuinamente interesados en darle oxígeno al mecanismo. Pero existen retos, advierten los expertos. Y desde el Cuyabran Post quisimos averiguar el panorama que se avizora a futuro, en caso de que la reforma logre concretarse y supere las marchas multitudinarias de personas que piden derribarla sin siquiera conocerla.
Tres temas saltan a la vista: la presión que existiría sobre la clase media para lograr la salud fiscal del sistema; la amenaza a su financiación por un grupo que no cotiza; y el esfuerzo del Gobierno central para garantizar una vejez digna a una enorme población que hoy en día se encuentra desprotegida.
Primero, un poquito de contexto
En el intento por hacer digerible y entendible un tema tan técnico como este, vamos a ilustrar de manera resumida la estructura del Sistema General de Pensiones: En Colombia coexisten dos modelos diferentes, el primero conocido como Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS), operado por fondos privados de pensiones; y el Régimen de Prima Media (RPM), que lo constituye la entidad pública Colpensiones. En adelante y para no embolatarnos, fondos privados y público.
En los privados, los aportes de cada trabajador van a cuentas de ahorro individuales susceptibles a la variabilidad de las tasas de interés y los rendimientos logrados por estas administradoras en negocios como la compra títulos de deuda pública, acciones bursátiles (de empresas como Microsoft, Tesla, Meta o Alphabet), préstamos a Gobiernos extranjeros, adquisición de CDT y préstamos a empresas, entre otras. Por otra parte, Colpensiones deposita toda la plata en una sola bolsa común; eso quiere decir que la disponibilidad depende de cuánto dinero ingrese a modo de aportes. Los recursos para los pensionados salen directamente de cuánto dinero paguen las personas que coticen en su edad productiva (y acá ojo, que nos va a ser útil recordarlo para un punto posterior en este artículo).
Es posible que la clase media absorba el golpe
Esta primera afirmación no debería causar sorpresa: las personas con ingresos medios por lo general son los sacrificados en materia fiscal. Alejandra Gómez Salazar, abogada especialista en derecho laboral y seguridad social y CEO de Gómez y Salazar – Expertos en Pensiones y Riesgo Laboral, explica: “desde un nivel práctico y con la reforma, las pensiones sí tienden a disminuir, sobre todo en las pensiones de ingresos medios”.
Esto parte de la propuesta para salvar a Colpensiones y a su vez, para garantizar un ingreso periódico a cerca de 2,5 millones de adultos mayores desprotegidos hoy en día. “La intención inicial del presidente Petro es que todas las personas que desarrollemos actividades productivas estemos afiliados al régimen público. Para esto en el Senado, y luego de extensas negociaciones con los sectores de la oposición, se determinó un umbral de cotización: quienes ganen hasta 2,3 Salarios Mínimos Mensuales Legales Vigentes, estarán “afiliados” automáticamente en Colpensiones. En los casos en los que el ingreso supere este tope, el recurso por encima a este umbral se depositará en alguno de los fondos privados de Pensiones, haciendo que algunos contribuyentes cuenten con aportes en ambos regímenes”.
Prosigue: “No es claro si los montos de las cuentas de ahorro individual que se acumulen producto de las cotizaciones superiores a los 2,3 SMMLV se continuarán rigiendo por las fórmulas previstas actualmente (Ley 100 de 1993 y 797 del 2003) o si existe una unificación respecto a los parámetros que rigen el régimen de Prima Media con prestación definida, como lo he discutido con mi colega y profesor Dr. Juan Pablo Esparza. En mi concepto y según la interpretación literal, histórica y sistemática que logro hacer de la reforma, se continuarán aplicando las actuales para liquidar el valor complementario de la pensión en los fondos privados, lo que generaría que en la práctica, las pensiones sí tienden a disminuir para las personas que ostentan ingresos medios, ya que resultaría más complejo y exigente alcanzar una pensión por encima de los tres salarios mínimos”.
“Lo anterior, debido a que las pensiones en el régimen público (Colpensiones) pueden tener una tasa de reemplazo de hasta el 80%, cosa que no sucede en los fondos privados, donde las fórmulas, en su equivalente, son más estrictas, y difícilmente una persona con ingresos medios puede reunir el capital necesario para una pensión superior al salario mínimo”.
Los ninis no ayudan en esta causa
Un fenómeno vivido en todo el mundo con el crecimiento de las personas de la generación Z (nacidas entre los 90 y los 2000) fue la adopción del concepto de los ninis: jóvenes que ni estudian ni trabajan. De acuerdo con un estudio publicado por la Universidad del Rosario y difundido por Caracol Radio, en el país 3 de cada 10 personas están en esta situación, y un 30,88% de jóvenes entre los años 18 y 24 años, hace parte del grupo (incluyendo los que se encuentran desempleados pero en proceso de búsqueda de trabajo y los inactivos, que prácticamente no les interesa).
¿Qué tiene que ver esto con las pensiones? Pues que son quienes, por estar en la edad productiva, deberían estar alimentando el sistema para que haya dinero con qué pagar las pensiones de los viejos. La inactividad de este grupo poblacional entonces estaría amenazando directamente la sostenibilidad del sistema, con o sin reforma pensional. Gómez Salazar se rehusó a dar una opinión sobre el impacto fiscal que tendría sobre el esquema porque esto requeriría cálculos de un experto en hacienda “y no es una nuestra especialidad”, aclara. Sin embargo, si advierte algo al respecto.
“Con la legislación actual los jóvenes que no efectúan cotizaciones, no reciben ningún beneficio, frente a los 3 tipos de riesgos que contemplan las pensiones: la vejez, la invalidez y la muerte. Pero con la reforma, empezarían a recibir una renta mínima para cubrir sus necesidades básicas en un escenario de pobreza extrema. Lo anterior, debido a que la reforma contempla un novedoso esquema por pilares, dentro de los cuales se encuentra el Pilar Solidario, el cual estará respaldado por un fondo de ahorro que sería administrado por el Banco de la República”
No somos quienes para dar una respuesta al tema; en El Cuyabran somos expertos en preguntar. Pero opinamos que el tener una población que no coloca al sistema, pero que sí va a comer de él, puede llegar a afectar de manera importante su funcionamiento y permanencia. Esa se la dejamos a los economistas, tanto de profesión como los de marchitas y cadenitas en Whatsapp.
El salvavidas para quienes no han cotizado
En medio de la discusión por el futuro de las pensiones, desde Colpensiones se impulsa el modelo de Beneficios Económicos Periódicos – BEP, una figura que permitiría a quienes han trabajado de manera informal e independiente, obtener una especie de mesada en su vejez.
Néstor Bedoya, asesor del programa BEP, de la entidad, explica que el mecanismo “fue creado para agricultores, amas de casa, el de la tienda, la modista… todo este tipo de personas que no tienen la posibilidad de estar pagando los aportes a pensión. Facilita hacer aportes, desde 10 mil pesos en adelante y hasta un tope anual de 1 millón 620 mil pesos, que la persona va recaudando en la medida de sus posibilidades, tanto en dinero sumado como en la periodicidad que lo haga. A todos estos aportes el Gobierno les aporta el 20% y además les genera una rentabilidad”.
A esta flexibilidad, se le suman otros beneficios gratuitos, como un seguro de vida que incluye amparo exequial y cobertura a cuadros médicos como cáncer, infarto e insuficiencia renal; y una cuenta de ahorros personal. Pero además, puede combinarse con las semanas que la persona haya alcanzado a cotizar en el Sistema General de Pensiones, gracias a una ley de equivalencias. “Los aportes se pueden hacer, en el caso de Quindío, en cualquier punto de Facilísimo, y ofrece hasta un 85% de un salario mínimo, dependiendo del capital recogido. En plata de hoy, estaría entregando de manera bimestral una suma de hasta 2 millones 210 mil pesos”, precisó. Una especie de salvavidas, tal vez el más claro hasta el momento, en este ecosistema de futuros inciertos.